La Infancia Es Un Sueño Perdido…?

La infancia es un tiempo para jugar, aprender, crecer; un tiempo en el que todos los niños y niñas deberían tener la oportunidad de desarrollar sus potenciales y soñar con brillantes planes para un futuro. Pero, en esta realidad, mientras crecen van aprendiendo las tareas de los adultos, como trabajar la tierra y otras actividades con las que se ven rodeados.
El trabajo infantil siempre comienza a una edad demasiado temprana y, considerando que pasan demasiadas horas trabajando, en la mayoría de estos casos se provoca un estrés físico y social indebido. Es muy frecuente ver a las familias llevar a sus hijos al trabajo desde las primeras horas de la mañana hasta después del ocaso, soportando altas temperaturas bajo el sol o de frío extremo (por ejemplo en actividades agrícolas o vitivinifruticolas), mucho antes de que sus frágiles huesos y sensitivas almas estén preparados. Esto ha impedido en algunos casos el acceso a la escolarización o, en su defecto, que el niño pueda trabajar algunas horas al día e ir a la escuela, pero no se puede hablar de explotación sino solo de miseria.
Es muy triste la realidad de estos niños que no conocen otro juego que no sea el de sobrevivir. Nadie se preocupa en realizar una marcha por las calles de la ciudad luchando por los derechos del niño. Cada vez que veo el noticiero no veo más que marchas de adultos por mejoras en su salario, seguridad, etc. No digo que esté mal, sino que sería bueno que por lo menos una vez todos juntos exijamos al gobierno que ofrezca mejores garantías sociales e infraestructura, que es lo que necesitan los brazos infantiles.
¿Qué esperamos como mayores ofrecerles? ¿Un futuro negro, un callejón de incertidumbre que podría acabar con sus vidas en cualquier momento?
Como algo positivo y bueno de esta problemática podemos rescatar que estos niños conocen valores esenciales como la responsabilidad, el respeto, entre otros. Pero esto es destacable siempre y cuando no exista abuso ni explotación, y tratando de ofrecerles la seguridad que por derecho merecen.